Disfruté
emocionada de cada una de sus salas y de su actual acondicionamiento que ayuda
a que la visita sea aún más plena y gozosa. La nueva distribución, la luz del
patio central y las explicaciones de cada espacio te llevan a evadirte y quedar
atrapada mientras descubres sus tesoros. La estrella que brilla rutilante aunque
de manera discreta es la Dama de Elche, que no puede ser más elegante, solemne
y bella.
Quedé
prendada del Crucifijo de don Fernando y doña Sancha, todo tallado en marfil y
de una delicadeza asombrosa. Y me entusiasmó un ábaco neperiano inventado por el matemático John Napier en la
segunda mitad del siglo XVI para realizar operaciones matemáticas con
numeración arábiga. Era fascinante su funcionamiento y sobre todo el esmero y
el detalle de su fabricación.
Os ánimo a
todos a acercaros al MAN y ya de paso si podéis, disfrutar un rato de los
agradables bancos de su jardín.
Besos
arqueológicos