Como podéis comprobar estoy lanzada con el blog pero a veces trabajar es la mejor manera para no pensar en otras cosas…
Retomando la actividad cinéfila, la cual tenía un poco abandonada, paso a hablaros de dos películas buenísimas, que he visto en las dos últimas semanas. La primera de ellas fue Argo, de Ben Affleck. Me informé un poco sobre la trama ya que había leído que estaba basada en hechos reales ocurridos en 1979, es decir, contaba yo con 4 añitos. Me informé lo justo y al cine que me fui. Desde el minuto 2 Argo te atrapa y el ritmo se mantiene de manera trepidante durante todo el metraje. Los últimos 20 minutos son de auténtico infarto pero merecen mucho la pena. Aunque algunos han tachado a Ben Affleck de inexpresivo y falto de carácter, su interpretación desde mi punto de vista, se adapta perfectamente a las necesidades del personaje. Es cierto que un puntito de emoción en algunas escenas no habría sobrado pero pese a esto, me gustó mucho el actor-director. Los secundarios están de sobresaliente y disfrutas mucho cuando aparecen en pantalla, sobre todo John Goodman y Alan Arkin; este último me robó el corazón en Pequeña Miss Sunshine…
Y la otra maravilla con la que gocé ayer en otra sala de cine es En la Casa, del director francés François Ozon. Tenía muchas ganas de ver cine francés y sobre todo a Fabrice Luchini, un actor que me encanta cuando hace comedia. En la Casa acaba de ser premiada en el Festival de San Sebastián el pasado mes de septiembre y aunque son casi 2 horas de metraje, los minutos pasan sin que te des cuenta. No quiero desvelaros nada, simplemente que resulta inquietante el personaje del adolescente aspirante a escritor, cuyo profesor le anima a escribir aunque sea a costa de fisgar en casa de su amigo Raphäel. La actuación de Fabrice Luchini es fantástica y sobre todo la del estudiante, cuyos primeros planos a veces dan miedo. Os recomiendo estas dos magníficas pelis y que las disfrutéis sobre todo en la oscuridad de una sala de cine, solos o acompañados.