Soy afortunada.
Mi círculo de amistades se amplía cada día y que nadie se lo tome a mal pero esos nuevos confidentes son en su mayoría mujeres maravillosas; sí, son mis amigas y no solo por el hecho de serlo son estupendas, que también, sino por su actitud ante la vida, sus miles de inquietudes e intereses y por esas risas que nos echamos juntas. Os quiero.
Aprovechando que algunas de ellas venían a Madrid estos días, continué con el plan de festejos del fin de semana anterior y nos lanzamos a redescubrir la ciudad. Empezamos el viernes en Le Cabrera, una coctelería gastro bar que lleva ya unos años funcionando en la calle Bárbara de Braganza 2 y que no había tenido ocasión de visitar. Nos sorprendió y mucho. Esperábamos un buen cóctel pero nos gustó aún más la cocina. Todas las tapas y raciones que pedimos eran espectaculares, especialmente el bombón de carne, las croquetas y el tartar de atún y por cierto, el camarero que nos atendió, otro diez. Y he de mencionar a su vez la fantástica decoración; me fascinó la barra de piedra retroiluminada así como sus taburetes de aire fifty. Volveré a Le Cabrera, qué buen descubrimiento!.
Otro día, después de visitar la nueva ubicación de Guille García-Hoz en la calle Belén 11, compartiendo local con El Anticuario de Belén, nos fuimos a comer a García Restaurante en la calle de la Palma 63. Como viene siendo habitual, la decoración más de lo mismo, aires vintage-romántico con cacharros, muebles y espejos rescatados de la casa de los abuelos en el pueblo. Increíble!. A ver si llega pronto una nueva corriente decorativa… . Aunque la decoración era estándar, la comida en absoluto. La calidad-precio es muy buena y los platos tanto del menú como de la carta, estaban riquísimos!!. Nos encantó el arroz cremoso con boletus, la tosta de espinacas y la hamburguesa. Muy recomendable.
El último día nos esperaba la exposición de hiperrealismo en el Thyssen pero debido al Maratón de Madrid, la mañana se complicó en lo que a logística se refiere. Nos conformamos con animar a los corredores que pasaban delante de casa y con un estupendo brunch de Motha.
Y para terminar, un último homenaje a la amistad; os recomiendo una preciosa película de 1989 con Bette Midler y Barbara Hershey, Eternamente amigas.
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