A pesar del
frío que ya hace estos días en Madrid, es un gusto ver cómo luce el sol de manera por ahora permanente... . Así que como ayer fue festivo, qué mejor que
celebrarlo con una ronda de vermús por el centro de la ciudad.
No debimos ser
los únicos que lo pensamos, lógico por otra parte ya que un “finde” de tres
días tan cerca de las fechas navideñas, atrae a muchos buscadores de regalos. Y
si lo acompañas de aperitivos y cañas, mejor que mejor. Nosotros prescindimos
de las compras y nos lanzamos directamente a lo segundo, empezando por Stop
Madrid. Se encuentra justo en la esquina de las calles
Hortaleza e Infantas y es la clásica taberna castiza, parada obligada para una caña o un
vermú de grifo acompañado como no de sus patatas fritas o aceitunas, las cuales
te sirven sin tener que pedirlas. Las tostas y raciones están muy ricos, sin
florituras pero excelente.
Sorteando a
los buscadores de regalos, llegamos a un sitio mítico como bodega La Ardosa (calle
Colón, 13) . No estaba precisamente desahogado pero conseguimos llegar a la
barra y pedir la clásica oferta de vermú y anchoa por 3€. Aquí no puedo recomendaros
algo porque todo está buenísimo aunque quizá lo que destaque por encima de todo
sea su tortilla de patata, poco cuajada y de sabor superior. Si vais y
comprobáis que hay clientes al otro lado de la barra, no lo dudéis, pasad por
debajo de ella e intentad haceros hueco en esa parte.
Y como colofón
a la ruta del vermú y el tapeo, nada mejor que una ración de croquetas de Casa
Julio (calle Madera 37). El vermú, también de grifo, está muy rico aunque
aquí lo sirven con una rodaja de limón y le da un mejor sabor si eso es posible.
Las croquetas como siempre insuperables así
que fue un doble placer abandonar Casa Julio relamiéndonos y encontrarnos el
sol brillando en lo alto.
Os ilustro con
unas fotos que hice por el barrio.
Besos de
sábado!