Ella hace una interpretación brillante de La Chunga, la dueña de una taberna en Piura que frecuentan Los Inconquistables, una panda de pendencieros y tahúres; todo cambia cuando aparece en escena Mechita, la novia de uno de ellos y altera los sentimientos de toda la taberna, incluida La Chunga.
Fue tal la entrega de Aitana Sánchez-Gijón al personaje que durante los aplausos del público, su cara tenía una mueca de dolor tan profunda que parecía estar al borde de las lágrimas. Impresionante.
La obra
de Vargas-Llosa me recordó a la historia y la atmósfera de “Conversación en la
Catedral” aunque he de decir que mi título favorito del Premio Nobel es “La
Fiesta del Chivo”. Volviendo al teatro, solo deciros que la hora y media se me pasó
volando y que ha sido prorrogada hasta el 30 de Junio.
Besos no
chungos
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